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Hoy es un día curioso, sin lugar a duda, donde los personajes de pesadillas resultan atractivos. ¡¿Quién lo diría?! Claro que las pesadillas de los emprendedores no son cosa de juego, y no respetan fechas ni celebraciones. Se presentan todo el año.
Un cliente molesto, los productos que no llegan, los números que no dan... La lista es infinita. Pues con motivo de Halloween, hoy trataremos uno de estos típicos problemas, y más ahora con la crisis que nos tiene a todos estresados: los empleados problemáticos.
Antes que nada, es importante determinar si la conducta del empleado se debe a un problema de "aptitud" o de "actitud". Es decir: el empleado, o bien no "sabe/puede" hacer la tarea, o no "quiere". Y esta última, los problemas de "actitud", son sin duda los más complejos y su causa puede ser: su nivel motivacional, su situación emocional y/o sus intenciones.
Según Jorge A. Llaguno, profesor de Factor Humano en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), existe una regla sencilla para trabajar con empleados problemáticos llamada las "Cuatro T's": Transformar, Transferir, Tolerar, Terminar. En ese orden.
Transformar a sus colaboradores: aplicada a las personas cuyo problema es de falta de capacitación, de experiencia o motivación. Tiene que ver con "educar", "desarrollar", "potenciar", "compartir retos y logros" y es la actividad propia del líder. Sin embargo, la transformación de un subordinado exige una condición indispensable: que el empleado voluntariamente acepte esta transformación, de lo contrario hablaríamos de manipulación o de un desgaste inútil por parte de la organización.
Transferir al subordinado a un proyecto o área más acorde con sus capacidades. Se hace con aquellos cuya vocación o experiencias resultan de mayor provecho en tareas distintas, o bien, con quienes no encuentran la motivación adecuada.
Ahora bien, no siempre tenemos el margen de maniobra suficiente para transferir a todas las personas en la organización. A veces debemos evaluar si podemos Tolerar las conductas problemáticas a la luz de sus aspectos positivos. Realizar un balance costo-beneficio sobre la actuación de la persona y así aceptarle tal y como es.
Finalmente, si tras un análisis profundo determinamos que no es posible realizar ninguna de las tres "T's" previas, entonces debemos Terminar la relación laboral y existen dos formas de hacerlo: aquellos que merecen un trato profesional y positivo, debido a que la propia organización carece de las posiciones, el reto o las capacidades de mantenerlos dentro. Pero, cuando hablamos de una intencionalidad negativa, no cabe sino la terminación tajante. "De hecho, en el caso de un empleado con malas intenciones, la pregunta no es `¿Qué debemos hacer con él/ella?', sino `¿Cómo fue que lo contratamos?' ", indica Llaguno.
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